Año: 6
Número: 19

Una Escuela de Vida (Si Nosotros Queremos)

No siempre tenemos noción de nuestra función como entrenadores de fútbol de divisiones menores y demasiadas veces nos quedamos en la pequeñés de armar un equipo para ganar la mayor cantidad de juegos que se pueda y así tratar de satisfacer nuestra necesidad de “triunfos” dejando de lado lo que debería reinar en nuestras acciones: el ser por delante del tener.

Somos parte de la gente que está en posición de aportar a la sociedad, tenemos en nuestras manos un porcentaje de los niños, adolescentes y jóvenes de nuestras ciudades… y que hacemos con esto?

Le enseñamos la nobleza del deporte, lo divertido del juego, los beneficios que el entrenamiento trae a su organismo, la solidaridad y comprensión hacia el compañero que se equivoca, el valor de defender unos colores y la importancia de poder hacer un aporte a una institución?

Lo hacemos sentir parte importante de los grupos, lo valoramos interesándonos de sus necesidades, hablamos grupal e individualmente para conocerlos, para saber como vive, que le gusta, hablamos de los problemas que los rodean, de la importancia del estudio en su vida y lo incentivamos a que aprendan una profesión?

Nos interesa lo mismo el que juega mucho y el que no, entendemos, aceptamos y alentamos al que se equivoca ya que el error es involuntario y parte del juego y damos ejemplo con nuestras acciones?

Y podría enumerar mil cosas más. Porque el niño que se acerca a nuestro club es una oportunidad que la vida nos da, de dejar huellas, de ser parte del proceso educativo de una persona tanto de concepto como de valores, nadie se va a acordar de nosotros por un drill de entrenamiento o por un planteamiento táctico, sino que solo se acordarán de cómo hemos sido con ellos.

Cuidemos a ese que llegó al deporte, démosle la importancia de ser considerado, hagámoslo participe y esto no depende del tiempo que juegue, sino de la atención que le brindemos y luchemos contra los que atentan para que abandonen la actividad constantemente.

Me a tocado ver a padres bombardeando el cerebro de sus hijos con frases como “para que vas, si no te pone a jugar” y cosas así y digo, hasta donde llega la imbecilidad de la gente en fomentar el abandono del deporte a edades tempranas, como si para lo único que se ingresa a una institución fuera para ser “titular” del equipo.

El fútbol enseña, educa, integra, contiene, da objetivos, fija reglas, genera salud, forma amistades de por vida, pero por sobre todas las cosas es una escuela de vida que te da la oportunidad de estar siempre ligado a él y sus valores, dejando un grano de arena a la sociedad en pos de mejorarla. Ojalá nos hagamos cargo de lo maravilloso que puede ser nuestra función.

En la educación deportiva e integral de un futbolista, los triunfos deportivos son los que menos se festejan y los que menos orgullo dan. Lo que debemos festejar son los gestos nobles de nuestros muchachos, las muestras de educación y de su sensibilidad, alegrarnos por los avances de cada uno dentro del campo de juego y por su mejoría.

Estar felices por el reconocimiento que da el silencio cuando estamos hablando y siendo escuchados, y orgullosos cuando los dirigidos hacen, dicen, intentan y defienden los ideales y las convicciones que con nuestros dichos y nuestras acciones sembramos un día en sus mentes por ser o haber sido nuestros jugadores.
Este es un triunfo de por vida y no hay trofeo, medalla o copa que iguale tamaña distinción.

por Alejandro Luis Trionfini