Año: 6
Número: 18

La esperanza de un gesto

Hay frases que destacan a personas, citas que hacen memorables y que resaltan la vida de seres que no han pasado en vano por el mundo y que mediante su pensamiento, su lucidez y sus convicciones abren la puerta de la reflexión por comentarios sobre situaciones vividas.
También a lo largo de la historia existieron palabras desafortunadas, desubicadas y de muy mal gusto, que también han dibujado de cuerpo entero a quienes las han disparado, tanto por ser parte de la mala performance del protagonista o por la humildad del mismo al reconocer lo equivocado que estaba o el sentimiento contrario que lo invadía al momento de manifestarlas.

Hoy, en la era de las comunicaciones, cualquier dicho recorre el mundo en segundos, cualquier declaración es parte de las personas en un solo click, y esto exige a los declarantes, a los que tienen micrófonos abiertos como parte de su vida diaria un particular ejercicio de reflexión, de capacidad de síntesis de situaciones y de nivel intelectual que les permita expresarse de una manera adecuada, concisa y veraz para  que quienes estamos del otro lado de las conferencias o de los reportajes podamos entender que pasa, que pasó o que pasará en tales o cuales acciones pasada, presentes y futuras.

De la importancia del personaje o del cargo que ocupa, será el nivel de responsabilidad y de educación que se le exija al que se expresa y por mas que no se quiera actuar como interlocutor válido, como formador de opiniones y como ejemplo, que con sus acciones y sus dichos difunden, esto es lo que son ya que todos están atentos a lo que hacen y dicen, porque al ocupar estos lugares prestados, representan a mucha gente, llámese hombres, mujeres, niños y niñas.

Ser Entrenador de un Selección de Fútbol, es un cargo de mucho prestigio nacional y de interés y ascendencia sobre la opinión pública, y si además lo es de una de las 10 mejores del mundo, mayor aún es su responsabilidad.

Por mi edad cronológica me ha tocado vivir el apogeo de Diego Armando Maradona, sus comienzos como un joven prometedor en Argentino Juniors, el Campeonato Mundial de Japón de 1979, en donde toda la familia se levantaba a la madrugada para ver jugar en blanco y negro a esa selección de fantasía y talento, y los niños y jóvenes consideramos como un ejemplo de cómo se debe jugar a la pelota;  luego verlo en vivo, solamente como fanático del futbol en el Boca de 1981, de allí el fracaso en el Mundial de España 1982, en donde la gente le pedía lo mismo que se le pide a Messi hoy, que revalidara los pergaminos internacionales en el seleccionado, cosa que ahí no pudo hacer ni mucho menos.

Su paso gris por el Barcelona de España con el sufrimiento de su grave lesión ósea en esos momentos, su fichaje al Nápoli de Italia y su poco rendimiento aún en el seleccionado nacional, sin dudas que era uno de los mejores del mundo de ese momento, pero la Selección Argentina, en ese memorable Mundial 86 de México fue el que lo elevó a jugador de todos, a considerarlo como el mejor de todos los tiempos y a que todos los que jugaban futbol pretendieran emular al menos un gesto de este fabuloso jugador, y de nuevo a ejemplo de cómo un jugador de origen humilde le dio alegría a todo un país, luego de este punto máximo de expresión deportiva naturalmente empezó un proceso de meseta y de bajante de su nivel deportivo, potenciado por una vida personal tumultuosa y por situaciones íntimas que lo llevaban todo el tiempo a expresiones públicas desenfrenadas y sin límites, de educación o de ubicación, que todos sabíamos que su enfermedad exponía a cada momento; de allí varios pasos fugaces por equipos ( Sevilla, Newels de Rosario, Boca) y por selecciones argentinas, pero nunca más con al incidencia y la preponderancia de ese 1986.

Luego la agonía, todo el país rezando y pidiendo por su salud, personas comunes de todas las edades, de todos los niveles y de todas las condiciones pidiendo lo mismo, periodistas, autoridades y celebridades unidos bajo una sola consigna … que se cure, que se ponga bien.

Y volvió a ser ejemplo. De alguien que vivió en el infierno de la droga y que pudo salir, que pudo resucitar de entre las cenizas de un ser humano, para volver a estar pleno y con proyectos… y nos alegramos todos.

Y llego la oportunidad de dirigir a esa selección, la que lo llevó a ser quien es y al menos a mi me pareció el momento justo para que la dirigiese, ya que la estaba pidiendo y creo que había hechos merecimientos como para merecer tener la oportunidad de conducirla.
Pero ese rol supera al personaje, ese rol presupone educación, moral, conocimientos, preparación constante, humildad, guiarse por razonamiento y no por impulsos, respetar las opiniones de los demás, aunque esto me haga sentir a disgusto y sobre todas las cosas nobleza, para reconocer errores que puedan surgir, que son naturaleza de todos los seres humanos.

Ese rol representa a 40 millones de personas… ¡Cómo no va a ser imagen de todos lo que este personaje haga!.

Los entrenadores cumplimos con el rol de conductores, somos los que guiamos al grupo y desde nuestras acciones es la mejor manera que nuestros dirigidos entiendan hacia donde vamos, y en los momentos de triunfos es cuando mas difícil es saber comportarnos, porque la actitud del perdedor, puede tener mil excusas, mil argumentos, pero la actitud frente a las victorias, la nobleza frente a los vencidos, el respeto hacia los demás y el reconocimiento del oponente, es lo que nos enaltece, es lo que nos lleva a un grado mayor aún de nivel humano.
Al Entrenador de la Selección Argentina de Fútbol, cargo que es mucho mayor que cualquier nombre humano mortal, solo le pido, desde esta humilde página, desde mi rol de Entrenador de Fútbol, desde fanático de fútbol, desde padre de familia, una formal disculpa, un arrepentimiento real, un gesto de que no estuvo bien lo que expresó y no hacia los periodistas, porque a ellos si él quiere se lo puede decir en persona, sino a los millones de Argentinos que nos sentimos ofendidos por su actitud, y a los tanto más en todo el mundo que siempre esperan actitudes humildes, honorables e inteligentes de personas que ocupan este tipo de cargos. Diego Armando Maradona esta a tiempo de que esto haya sido un exabrupto exagerado y potenciado por la presión o sino una actitud soberbia, bravucona y pedante.

Será una buena demostración de que si el jugador de fútbol se ha transformado en persona de bien, en un guía con sabiduría y astucia que contesta con trabajo y seriedad a sus detractores, o se ha quedado dentro de una cancha, ya sin ningún atributo mayor que el recuerdo de lo que fue y nunca volverá a ser, y además usando la ofensa como arma de batalla. "Ni vencedores ni vencidos" una frase acunada desde la victoria que vendria muy bien como ejemplo de que nadie es tan bueno cuando gana ni tan malo cuando pierde.

por Alejandro Luis Trionfini