Cuando el jugador es un niño, es imposible augurar su futuro como futbolista, tanto sus virtudes como sus defectos; lo que se puede vislumbrar son sus cualidades innatas que colaboraran para que su desarrollo deportivo sea de un nivel mayor, siendo indispensable una estimulación adecuada y precisa en sus contenidos.
Valoremos y exaltemos las ganas, el intento, la predisposición; admiremos a nuestro hijo entusiasmado por un deporte, enseñemos respeto, competencia honesta y leal, de la mejor manera...
Las primeras edades del juego, son fundamentales para saber que es necesidad del deportista esmerarse en cada intervención para lograr el objetivo buscado, apelando a su técnica y no, como a veces pasa, a su fuerza natural.